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lunes, 9 de abril de 2012

EL PARAISO PERDIDO DE C.ANDERSON

Estos días he acabado de leer "The long tail" de C. Anderson sobre la emergencia de los mercados a raíz de la aparición y popularización de las nuevas tecnologías TIC. Vaya torro, dirán algunos. Es posible. A mi me ha parecido abbastanza interessante, que dirían en el país de enfrente. La cosa va de que con internet, básicamente, toda la logística y la distribución de ve radicalmente alterada. De reprente ya no necesitamos nada más que una web para tener "expuestos" millones de productos...cualquier consumidor del mundo puede contartar con nosotros. Esto sí es globalización y mercado mundial. Nos explica Anderson, que tiene una prosa fácil y habilidad para acuñar frases sonoras, que la era del predominio absoluto de los hits ha terminado. No somos tan "mainstream" como el mercado nos pretendía hacer ver que éramos. Realmente nos estaban ofertando patrones de consumos ajustados a las posibilidades de la distribución, muy determinada por la "scarcity", palabra fetiche del autor. Se nos presenta un mundo que además tiende inexorablemente hacia la digitalización de todo lo digitalizable. Lo intangible se vuelve lábil y puede volar hacia nuestros dispositivo en un solo click...y muchas veces si usamos el peer-to-peer(en castellano un peer es un igual, por lo tanto hablamos de relaciones de semejantes, en este caso personas no interesadas en lucrarse sino en compartir)los productos son totalmente gratis. El modelo de la música nos viene hoy a la cabeza...ipods y móviles con canciones obtenidas "degratis" pueblan nuestros bolsillos. Y es que esta revolución es imparable...¿Quién se resiste a poder eleguir entre un cosmos infinito de productos?. Los que quieran beneficios bien harían de subirse al carro si es que nos quieren hacer pagar...porque esta revolución es imparable e influirá mucho en la cultura. ¡Ah!, hay un problemilla que Anderson nos señala de pasada: los derechos de autor...es lo único que se interpone entre las empresas tecnológicas que controlan el canal y a las cuales les da igual que el creador cobre mientras sus autopistas de la información tengan peces que queramos pescar. Polémica servida...como ejemplo los devaneos legales que ha sufrido Google al querer digitalizar millones de libros con copyright para convertirse en la nueva biblioteca de Alejandría....cobrando entrada por supuesto. Y es que como decía una exposición reciente en la fundación Miró a la que no acudí "From the end is where we start". El universo consumista que Anderson dibuja es fantástico, tecnologico y creemos con él que será bueno si se conduce correctamente el proceso de cambio. El hit, el best-seller, la insufrible canción del verano no era buena para nadie y todos queremos ser especiales, customizarnos y tirarnos de cabeza a los mercados de larga cola. Si todo esto se hace bien y redunda, por ejemplo, en la bibliodiversidad y otras formas de pluralidad cultural similares estaremos a favor. Sin embargo si oteamos en horizonte encontramos riesgos, riesgillos: se pueden arraigar supermonopolios con centro en EEUU...¿Qué es google si no?. Alerta. Otra cosa...los subrayados que realizo en my e-book cuando leo The long tail, las notas que tomo, son analizadas por dios sabe que gurú en California. Algunos de ellos pasarán a ser subrayados populares. Y es que otro de los anhelos más fervientes de los marketing-mans se cumple en internet: todo es medible y medido. El consumidor deja registrado todo sus comportamientos...aleluya!, ¡Vaya planes de márketing más cojonudos nos van a salir!. La verdad conforme escribo veo que estoy siendo crítico, más de lo que esperaba. No obstante, he de recomendar el libro totalmente...pero no está de más recordar que un porcentaje muy alto de los hombres de la tierra estarían muy muy contentos de poder consumir los denostados productos del "head" de la gráfica. Y es que el pan del mercado de larga cola, con su falta de gluten, sus semillas camperas y su proceso artesano certificado, alimenta igual que el de panificadora industrial de mi mercadona. Para terminar con esta descripción del paraíso hace Anderson una addenda donde nos habla de la futura adquisición por parte de cada hogar de una impresora 3D que nos permitirá generar en casa cualquier producto, una vez hayamos descargado la plantilla previo pago. Esto estaría muy bien para la impresión bajo demanda de libros por ejemplo, pero no me veo imprimiendo el pollo de la comida del Domingo. En fin, larga vida a la larga cola si es que nos sirve para racionalizar la hiperproducción...pero no olvidemos(y perdonen la socialdemocratitis)que también habría que repartir mejor. PS: hoy fui al teatro a ver la vampira del raval, un buen bodevil barcelonés..recomiendenlo.

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